sábado, 14 de diciembre de 2013

Mis galletas navideñas de la segunda semana

La entrada de hoy trae tres nuevas galletas navideñas, un calcetín, un cartel indicando donde está el Polo Norte y un duende. ¡Espero que os gusten!



Ya os avisé cuando os enseñé las primeras galletas navideñas que os iba a ir mostrando poco a poco todas las que he hecho para éstas navidades, y aquí están las tres siguientes.

La primera galleta es de un calcetín navideño lleno de regalos, ¡por lo que Papá Noel ya debió pasar por aquí!. 



Para mi, el calcetín navideño se ha convertido en todo un símbolo de las navidades, ¡sobre todo gracias a las películas!, y por eso en casa, aunque no tenemos chimenea, colocamos todos los años nuestros calcetines en espera de algo dulce, y es que desde siempre, tanto Papá Noel como los Reyes Magos nos los han llenado de golosinas o muñecos de chocolate, ¡mmmmmm!


Y es que ya desde pequeñita, en casa de mis padres teníamos dos calcetines que compartíamos los cuatro hermanos, y que amanecían bien cargaditos de golosinas tras el paso por casa de Papá Noel y de los Reyes, así que en cuanto me casé y llegaron las primeras navidades fuimos corriendo en busca de dos calcetines para ver si en nuestro nuevo hogar seguían llenándose de golosinas, y... ¡así fue!, jejeje.

Así que cuando nació Paula, una de las primeras cosas que le compramos fue su calcetín, para que ella también tuviera su sorpresita las mañanas de Navidad y de Reyes. Y gracias a mi cuñada Elena, que nos hizo un gran favor, conseguimos un calcetín del mismo estilo a los nuestros. Así que ahora están los tres calcetines colgados esperando a la gran noche, jejeje.


La segunda galleta es la del "Polo Norte".


De pequeña siempre quise viajar al Polo Norte y poder visitar la casa de Papá Noel, conocerlo en persona, ver su fábrica de regalos, poder observar a los duendes mientras fabrican los juguetes y ¡como no!, también conocer a la señora de Noel. 

Me los imagino en una casita de madera, sentados en unos sofás confortables, al lado de la chimenea y bebiendo una taza de café mientra leen todas las cartas que les han llegado. ¡Oooohhh, quien pudiera verlos!


Y claro!, para poder llegar a la casa de Papá Noel debe haber un cartelito indicando que ya estás en el Polo Norte, con las letras ya algo desgastadas por el paso del tiempo, cubierto de nieve y con los colores típicos de la navidad, rojo y verde.



La tercera y última galleta de esta semana es de un duendecito, los pequeños y al mismo tiempo grandes ayudantes de Papá Noel.


La verdad es que Papá Noel no podría repartir todos los regalos en una sola noche si no fuera por la gran ayuda que recibe de estas pequeñas personitas, y es que, aunque sea el señor de rojo el que se suba al trineo y entre por la chimenea cargando su bolsa mágica llena de regalos, lo cierto es que tiene detrás de sí a todo un grupo de personas que lo respaldan y ayudan tanto esa noche como el resto del año, y que permiten que la navidad sea como nosotros la conocemos, con nuestro regalito debajo del árbol el día 25.


Gracias a las películas, que se han convertido en nuestras mayores fuentes de información, sabemos que las funciones de los duendes van más allá de la fabricación y empaquetado de los regalos, y es que existen duendes ingenieros, duendes encargados de la seguridad y de la logística, duendes que cuidan de los renos, duendes que ayudan a Santa en su día a día, y  de más cosas que aún desconocemos. Por eso, no podía faltar entre mis galletas navideñas una pequeña reseña a los ayuntes de Papá Noel, los duendes.


Bueno, pues hasta aquí las tres galletas de esta semana. ¡Espero que os hayan gustado!

Besos, Yoly.

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