Galletas para Garoé

La semana pasada os enseñe la tarta que hice para Garoé, hoy os quiero enseñar las galletas que se regalaron a los invitados del cumple.

Tanto la mamá de Garoé como Mónica, la tía, se pusieron en contacto conmigo al mismo tiempo, al final la mamá encargó la tarta y la tía las galletas. 

Mónica me escribió poco después de que lo hubiese hecho la madre de Garoé, quería una tarta o unas galletas para el cumple de su sobrino. Como en un principio creí que se trataban de cumples diferentes, y  ya le había dicho que sí a la primera persona que se había puesto en contacto conmigo, tuve que decirle a Mónica que no. Pero poco después caí, ¿y si estamos hablando del mismo cumple?, ¡y así fue!, me llevé una sorpresa cuando le pregunté si el cumpleañero se llamaba Garoé y me dijo que sí, ¡eso lo cambiaba todo!.

Le dí varias vueltas al asunto y aunque faltaban pocos días para el cumple, al final le propuse hacer las galletas con la misma temática y diseño que tendría la tarta y a Mónica le pareció una buena idea y aceptó. La verdad es que confió en mi plenamente puesto que en ningún momento me preguntó como sería la decoración de las galletas y como yo no sabía si la tarta sería una sorpresa o no, tampoco le comenté nada, así que lo único que sabía Mónica  de las galletas es que medían 7 cm x 7 cm y que tendría la temática de la tarta.

La temática se centraba en el árbol Garoé y en el Mundo de Pocoyó, así que quise que estos dos detalles se viesen reflejados en las galletas. La verdad es que mi idea inicial era representar solo al árbol, puesto que tenía muy poco tiempo, pero al final, ¡y como yo soy así y no lo puedo evitar!, me parecía que tendría un toque más bonito si le ponía a un Pocoyó remándose en un columpio colgado de una de las ramas del árbol, ¡y eso fue lo que hice!.

El árbol es prácticamente igual al de la tarta, con las flores amarillas y azules.

Y como toque final, el nombre del cumpleañero en un lateral de la galleta, también del mismo color que en la tarta.

Y así es como quedaron una vez estaban empaquetadas y listas para ser regaladas las treinta galletas.

Mónica se quedó muy sorprendida cuando las vio, le gustaron mucho y yo me sentí aliviada, puesto que al fin y al cabo ella no tenía ni idea de como serían y podía haberse llevado una desilusión con el diseño.

Nuevamente tengo que dar las gracias por confiar en mí en un día tan especial. 

Pues hasta aquí mi publicación de hoy.

Besos, Yoly.

¿Te ha gustado? Pues si no quieres perderte ninguna novedad puedes seguirme vía email, facebook, Instagram, Twiter o incluso hacerte seguidor de mi canal de Youtube y ser de los primeros en ver mis vídeos. ¡Gracias!